Primeras dos fotos de Paloma en su rescate




Las últimas dos fotos son de Paloma en el Aeropuerto.
La siguiente historia sucedió en octubre del año pasado...
Camino a recoger a mi mamá de su trabajo para ir al súper que está a unas cuadras, me encontré con un perro de talla pequeña que estaba preocupantemente flaco y que no podía pisar con una de sus patas traseras. Pensé que lo habrían atropellado porque parecía dolerle...
Cuando ella y yo nos acercamos para verlo nos sorprendió que sus costillas sobresalían, estaba hambriendo, se veía cansado y fue a echarse al jardín que se encuentra justo frente al trabajo de mi mamá.
Fui a un puesto de tortas que se encuentra cruzando la calle y le compré una torta (el súper no estaba tan cerca y necesitábamos alimentarlo al momento). Cuando olió la torta se la comió en segundos... nos sorprendimos de lo hambriento que estaba. Después fuimos al súper a comprarle agua y croquetas... le hicimos una mezcla y se lo pusimos en una parte de aquél jardín en lo que averiguábamos qué hacer y cómo ayudarlo, así que mientras, decidimos encargárselo al señor de los dulces... no teníamos otra opción. "Ese perrito llegó hoy en la mañana y no se ha movido de ahí", nos comentó el dulcero.
Busqué en internet ayuda para este perrito, envié correos y no dejába de pensar en alguna solución. Por suerte en aquél jardín se encontraba a salvo de gente, autos y ruido...
Al día siguiente y muy temprano mi mamá me llamó para decirme que una camioneta había llegado por el perro, pero ella se dio cuenta que este canino estaba asustado y no quería subirse a la camioneta. Ella sin saber qué sucedía preguntó del por qué se lo querían llevar y a dónde. Cuando este perro escuchó a mi mamá no se le despegó y al saber que la camioneta era de GEPDA (Gente por la Defensa Animal) gracias a la explicación que le dio Mónica Elmira —Presidenta de esta organización— no quizo dejarlo solo y lo acompañó en su viaje al veterinario ya que Mónica había llegado para rescatarlo de la calle ¡No podíamos creerlo!
Fueron al veterinario, y el Doctor les dijo que cojeaba porque de tanto caminar sus huellitas estaban rosadas, desgastadas y una uña se le había incrustado en su pata. Todo salió bien, el veterinario la checó porque resultó ser perrita, días después la esterilizaron, vacunaron, desparasitaron y le dieron los cuidados necesarios en un hogar temporal.
En diciembre del año pasado Mónica me envió fotos de Paloma (así decidieron nombrarla) en el aeropuerto de la ciudad de México por una increíble razón... ¡Una familia de San José, California decidió adoptarla! Ahora Paloma vive como debe vivir, está en un país donde existe el respeto por los animales y su familia incluye caballos y más animales. Ellos ya la llevaron a conocer el mar y también a esquiar...
Muchas gracias Mónica y Maricarmen por toda tu ayuda... mi mamá y yo recordamos con mucho cariño a Paloma.

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